Recuerdos de inundación

Por Francisco De Luna

Poza Rica, Ver.- “Mi casa de madera ha resistido dos inundaciones y el huracán, pero no creo que soporte otra, la tercera puede ser la vencida”, dijo doña María Cristina Gómez Reyes, mientras observaba su vivienda frágil y húmeda de los cimientos que sostiene el suelo carcomido por el agua.

Es en el callejón Salsipuedes de la colonia Morelos donde se ubica la humilde casa, que habita su hijo José Alberto Reyes de 21 años y su mamá María Elena Gómez, y que cada año sufren las amenazas de la inundación.

Sus recuerdos no se van como el agua del río, permanecen intactos como algunas de sus pertenencias que fueron cubiertas por el lodo y que aún conserva como prueba y con la esperanza de que le lleguen los apoyos federales que le prometieron y que hasta la fecha no le ha llegado.

Asegura que cada año siente la angustia de perder sus pocas pertenencias, y tener que rellenar constantemente el boquete del piso que han ocasionado las inundaciones dentro su casa.

La marca del paso del agua también sigue intacta, el cercado es una prueba de cómo golpearon las corrientes del río Cazones y del arroyo Salsipuedes, que castigó con lodo, aceite y excremento en el que no sólo ella nadó para salvar su vida, de la misma forma lo hicieron sus vecinos que entre hombros rescataban lo que más que podían.

Este año teme otro fenómeno natural, teme el derrumbe de su vivienda, y aunque ha querido abandonar para siempre esa colonia, simplemente no puede hacerlo por que no tiene otro lugar a donde recurrir, además de estar limitada económicamente.

Ya en estos días está preparada para huir en caso de inundación, sus artículos los ha llevado a casa de conocidos.

“Quisiera irme de aquí, por que ya estoy fastidiada de vivir cada año con el temor, he realizado los trámites correspondientes para que me reubiquen, pero al parecer las autoridades municipales no han querido apoyarme”.

Durante la plática, no dejó de mirar las afectaciones, la cerca con alambre de púas oxidada que de momento sostenía al tiempo que remontaba sus recuerdos al año de 1999 cuando por poco pierden la vida de la misma forma en que fueron arrastradas sus pertenencias.

Las enfermedades también atacan, irritación en los ojos, ardor en la piel, pies infectados por batir a cada paso el lodo mezclado con suciedad de los afluentes, sin contar los padecimientos que de por sí ya sufren.

Recordó que hace un año su vivienda estaba cubierta de lodo, agua estancada y que hoy aunque no se han presentado amenazas, su casa presenta fragilidad que puede ocasionar el derrumbe.